Marcha

La velocidad de la marcha deportiva es más del doble de la marcha común. Para alcanzar una alta velocidad de traslación no es suficiente dominar las particularidades técnicas de la marcha deportiva. Existe una mayor intensidad de trabajo que en la marcha común y, por lo tanto, aumentan las perdidas energéticas. Como consecuencia de esto, las clases de marcha deportiva producen una influencia considerable sobre el organismo del deportista, fortalecen sus órganos internos y sistemas, mejoran su capacidad de trabajo, influyen de forma positiva en el desarrollo de la fuerza y, sobre todo, de la resistencia, además, educan las cualidades volitivas.

Las competiciones de marcha se realizan en pista de estadio (contrario a las manecillas del reloj) y en caminos comunes, en distancias desde los 3 hasta los 50 kilómetros.

En cada competición, en cada gran campeonato, la marcha ha proporcionado a España un buen número de medallas. Desde el Campeonato de Europa de 1978 en Praga, sólo en los Mundiales de Tokio y en los Juegos Olímpicos de Seúl no hubo recompensa. El momento cumbre llegó en Barcelona, cuando Daniel Plaza conquistó el primer oro en unos Juegos para el atletismo español. Las opciones siguen intocables con Massana, Bragado y Fernández.

     

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